Dos ejemplos en los años 2000 fueron muy mediáticos. El primero de ellos tiene como protagonista al Wimbledon en mayo de 2002. Cansados de los problemas en el estadio, los propietarios del club optaron por marcharse del sur de Londres a Milton Keynes, una localidad de 200 mil habitantes a unos 100 kilómetros al norte, para convertirse en el MK Dons. Los aficionados del histórico club no tardaron en organizar pruebas para atraer a nuevos jugadores y el verano siguiente regresaron en la 10ª división.
Ahora el AFC Wimbledon es un equipo profesional que está en manos de los aficionados. Juega en la tercera división (League One), una categoría por encima del MK Dons.
El FC United de Manchester no nació después de una mudanza, sino que es producto del odio de algunos seguidores a Malcolm Glazer, propietario del Manchester United. Un grupo de aficionados fundó un equipo alejado del fútbol-negocio tras la compra de los “Red Devils” por el estadounidense en el año 2005.
Los “Red Rebels” compiten en la sexta división y congregan en cada partido a una media de 3.500 espectadores con su lema “Hacemos las cosas de manera diferente”.
En 2008 el precio de las entradas hizo que simpatizantes del máximo rival, el Liverpool, fundaran el AFC Liverpool. Con una estética soviética, el escudo incide en las raíces obreras y locales de la nueva formación.
Los “Little Reds” visten de rojo y se desempeñan en los campos de décima división. Sin embargo no todos los conflictos se solucionan con la separación. Cansados de los sinsabores económicos, la falta de inversión o la política de los propietarios, otros grupos de aficionados han arreglado el problema con los bancos.
De esta manera equipos como el Exeter City (cuarta división), el Wycombe (tercera), el Wrexham (quinta) y Newport County (cuarta) pertenecen ahora a sus aficionados.
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