El Manchester United se distanció como líder de la Premier League tras un espectacular partido ante el penúltimo clasificado, el Reading, que terminó en un abultado 3-4 con todos los goles marcados en el primer tiempo.
Wayne Rooney y Robin van Persie sacaron buena tajada de la batalla sin trincheras que planteó el Reading y, tras un inicio de los que hacen afición con siete goles en 35 minutos, consiguieron colocar a su equipo 3-4 en el marcador, resultado que se mantuvo hasta el final y que los afianza como líderes de la Premier.
Como ya empieza a ser una tónica habitual en esta temporada, el United cedió el primer gol del encuentro a los pocos minutos de empezar cuando el galés Hal Robson-Kanu cazó un rechace dentro del área y con un bonito remate colocó el balón lejos del alcance de Anders Lindegaard, otra vez titular por delante de David de Gea.
De nuevo por detrás en el marcador, los Diablos Rojos se pusieron el ya habitual traje de remontada y en solo ocho minutos consiguieron darle la vuelta al marcador.
El brasileño Anderson, con un disparo cruzado tras una pared con Ashley Young, y Rooney, al transformar un penalti cometido sobre Jonny Evans justo en la jugada siguiente, pusieron a los Diablos Rojos al mando del partido.
Con lo que no contaban los de Alex Ferguson en su remontada es que el Reading, penúltimo en la clasificación de la Liga, mantendría el tipo y volvería a dar la vuelta al partido desde el córner.
Primero Adam le Fondre y a continuación Sean Morrison hicieron buenos los centros desde la esquina de Nick Shorey para poner el 3-2 en el luminoso y firmar así el inicio más espectacular de lo que va de temporada con cinco goles en 23 minutos.
Pero la fiesta no había terminado. Rooney acudió de nuevo al rescate para igualar el partido al rematar un centro de Patrice Evra y después para asistir de espuela a Van Persie que colocó un surrealista 3-4 en el marcador en el minuto 34.
La espectacularidad del partido, con llegadas constantes y las defensas haciendo aguas en ambas áreas, no gustó a Ferguson que sustituyó al brasileño Rafael por el central Chris Smalling, de corte más conservador, para poner fin a estos compases de locura y a un marcador propio de los años cincuenta.
Con su entrenador desquiciado en la banda, el United adormeció el juego en los últimos minutos del primer tiempo que terminó con siete tantos, igualando el récord de la Premier que podría haberse batido si el árbitro hubiera concedido un gol fantasma de Van Persie que Morrison despejó desde dentro de la portería.
Como era de esperar, el vendaval ofensivo por parte de ambos equipos amainó en la reanudación, con las defensas mucho más compactas y menos permisivas que en el primer tiempo.
Aun así, tanto Manchester United, con combinaciones rápidas cerca de la frontal, como Reading, con una chilena de Le Fondre que detuvo Lindegaard y varias jugadas a balón parado, siguieron generando ocasiones y mantuvieron vivo el espectáculo.
Mientras Rooney, Young y Van Persie volvían loca a la defensa rival con internadas constantes, los Diablos Rojos cerraron filas atrás para conservar la pequeña ventaja atesorada y afianzar, después de un encuentro espectacular, su liderazgo en la Premier.
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