martes, 11 de abril de 2017

Shakespeare despierta a tiempo al Leicester City


EFE

La sonada marcha de Claudio Ranieri y la promoción de ayudante a entrenador del que fuera su segundo, Craig Shakespeare, despertó al Leicester City en el momento justo de la temporada, cuando coqueteaba con los puestos de descenso en la Premier League y se jugaba su futuro en la Liga de Campeones.

Nueve meses después de guiar al modesto Leicester a tocar el cielo futbolístico con la conquista de la liga, la junta directiva del conjunto del centro de Inglaterra prescindió de los servicios de Ranieri y apostó por ascender a Shakespeare, un 'currante' del balompié inglés.

Con el equipo en puestos de descenso a la Championship y con pie y medio fuera de la Liga de Campeones -habían caído ante el Sevilla en la ida de octavos de final por 2-1-, Ranieri fue destituido, en una decisión que desató la ira de aficionados y seguidores del Leicester de todo el mundo.

Sin embargo, la decisión de Vichai Srivaddhanaprabha fue tan impopular como efectiva: siete partidos le han dado la razón al magnate tailandés, que ve como su equipo disputará el miércoles los cuartos de la Champions por primera vez en su historia y aspira a acabar la temporada entre los 10 primeros en el campeonato doméstico.

Sin hacer mucho ruido, Shakespeare se convirtió en una pieza imprescindible en el engranaje de los 'Foxes': el técnico llegó por primera vez al club en 2008 como ayudante de Nigel Pearson. Después de dos años acompañó al propio Pearson al Hull City, aunque poco después, en noviembre del 2011, los dos regresaron al King Power Stadium. Y Shakespeare lo hizo para quedarse.

Ranieri apostó por él, como también lo hizo Sam Allardyce cuando fue nombrado seleccionador inglés. Sin embargo, la aventura de Allardyce con los 'Tres Leones' sólo duró un partido, por lo que Shakespeare volvió a centrarse únicamente en el Leicester.

"Trabajé durante un tiempo con Ranieri y muchas veces la organización no era para nada buena. Si no hubiera sido por Shakey todo se hubiera hundido mucho antes", recuerda Kevin Phillips, delantero histórico del Leicester, que trabajó durante varios meses en el cuerpo técnico de Ranieri.

"Es normal que el entrenador sea el que se lleva los elogios cuando se gana la liga, pero sin Shakey hubiera sido muy, muy difícil haberlo conseguido", agrega el exfutbolista inglés.

El Leicester, que con Claudio se mostraba endeble y dubitativo, ha recuperado en pocos partidos la solidez y la entrega que lo llevaron a conquistar la Premier League.

El preparador italiano intentó evolucionar para no apostarlo todo al 4-4-2 y buscó nuevas variantes ofensivas y defensivas: probó el 3-4-3, el 3-5-2 y el 4-2-3-1, todos sin éxito, para descontento de unos futbolistas totalmente desconocidos, que no se parecían a los que levantaron la liga el pasado año.

Shakespeare desterró esas ideas y volvió a los orígenes. "Back to basics", como dicen en Inglaterra: así describieron en Inglaterra la llegada de Shakespeare. El técnico relegó al banquillo a los fichajes estrella -Islam Slimani, contratación récord del club, y Ahmed Musa- y apostó por los futbolistas que hicieron historia la pasada temporada.

De las nuevas contrataciones, solo el nigeriano Wilfred Ndidi, llegado en enero procedente del Genk por 17 millones de libras, se ha hecho con un hueco en el once inicial.

El esquema y el estilo de Shakespeare es inamovible: no altera su 4-4-2, intentando solventar las limitaciones de sus jugadores y potenciando siempre las virtudes. Las transiciones defensa-ataque rápidas, la presión sin descanso y la movilidad de los delanteros, son algunos de los sellos característicos de este Leicester.

El preparador inglés tiene un 'once' tipo -el que ganó la Premier el curso pasado- y apuesta por una defensa en líneas muy marcadas (4-4-2), con Vardy y Okazaki arriba, y Mahrez apareciendo por el interior derecho buscando en profundidad los puntas.

La portería y la defensa mantienen el dibujo del pasado año, con Schemeichel guardando la valla y una zaga muy veterana y experimentada, formada por Simpson, Morgan -lesionado, no estará en Madrid-, Huth y Fuchs. Nombres que los aficionados ya se saben de carrerilla.

En el centro del campo, Ndidi -o en su ausencia el ghanés Amartey- acompañan a Drinkwater, mientras que las bandas son propiedad de Mahrez y Albrighton, con las esporádicas apariciones de Musa o el jovencísimo Demarai Gray saliendo desde el banquillo.

La 'revolución Shakespeare' se vio desde el primer encuentro, cuando su equipo recordó al Leicester de la última campaña y barrió al Liverpool (3-1). Luego llegó el Hull, al que doblegó sin excesivos apuros por idéntico resultado. Dos de dos.

La prueba de fuego era en Champions, con la visita del Sevilla, que defendía el 2-1 del partido de ida. En una noche mágica, los 'zorros' se impusieron al conjunto de Jorge Sampaoli por 2-0, certificaron su pase a cuartos y reafirmaron el acierto de los directivos en su apuesta por Shakespeare.

Al Sevilla le siguieron tres víctimas más: West Ham a domicilio (2-3) y Stoke (2-0) y Sunderland (2-0) en casa. La última derrota en Goodison Park (4-2) a manos del Everton, a tres días de visitar el Vicente Calderón y sin muchos titulares habituales, supuso el primer tropiezo de Shakespeare, que dejó en seis el número de triunfos consecutivos tras reemplazar a Ranieri.

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