El mundo entero vio cómo Kepa Arrizabalaga, arquero del Chelsea, armó una inusitada rebelión contra la decisión de su entrenador, el italiano Maurizio Sarri, en la final de la Copa de la Liga de Inglaterra frente al Manchester City. Ocurrió segundos antes de que el partido llegara a la definición por penales que finalmente tuvo como ganador a los Ciudadanos de Pep Guardiola y Kun Agüero.
Se trató de un episodio insólito. El DT de los Blues ya tenía lista la sustitución, con Wilfredo Caballero parado junto a la línea de cal y listo para volar de palo a palo en la definición por penales. El cuarto árbitro mostraba el cartel para anunciar el cambio, pero el 1 vestido de verde flúo comenzó a gesticular mostrando que no tenía vestigios de las lesiones y yendo a contramano de la decisión que venía desde el banco. Se salió con la suya: nunca salió. Pero al arquero vasco, por el que Chelsea pagó 80 millones de euros, la jugada le salió mal: no sólo no pudo ser héroe, sino que se convirtió en el blanco de las críticas de los medios que cuestionan su rebeldía y hasta exigen una sanción ejemplificadora.
The Times, de Inglaterra, habla de “rebelión”. Y detalla: “Si alguien necesita confirmación del orden en la jerarquía del Chelsea, ayer quedó ampliamente de manifiesto que los jugadores se creen a sí mismo con más poder que Sarri. Arrizabalaga fue un paso más allá desafiando a su entrenador. Kepa humilló a Sarri. Se avergonzó a sí mismo y a su club. Tiene que ser sancionado por su club, no solo para que el Chelsea mantenga algo de orgullo y apariencia de orden, sino también por el juego en general. No debe permitirse que se repita esa sedición, que en adelante será conocida como hacer un Kepa”.
Chris Sutton, ex futbolista y columnista del Daily Mail, no anda con vueltas: “Las acciones de Kepa Arrizabalaga en la final de la Carabao Cup fueron una vergüenza. Kepa nunca debería volver a jugar para el Chelsea”.
The Guardian, por su parte, habla de “Anarquía en el Chelsea” en sus titulares. Y profundiza: “En categorías menores a Kepa lo habrían sacado el árbitro o su madre. En el Chelsea se quedó, el portero más caro del mundo a la orden de un técnico braceando en el aire”.
En tanto, con la firma de Jim White, The Daily Telegraph, analiza: “La rebelión de Kepa Arrizabalaga expone la incapacidad de Maurizio Sarri para gobernar a los jugadores”.
Y Daily Mirror grafica la escena con la palabra “motín”. En ese sentido, describe: “Kepa desaira a Sarri en el intento de poner a Caballero para la tanda de penaltis”.
El DT italiano, que está en la cuerda floja –el nombre de Zinedine Zidane suena fuerte en el club londinense– no ocultó su bronca dentro del campo de juego. Pero luego intentó calmar las aguas.
“Creí que tenía un problema y que necesitábamos un cambio. No lo descubrí (que Kepa no estaba lesionado) hasta que el médico me lo dijo en el banquillo unos minutos después”, señaló Sarri tras el partido tal vez evitando que el desaire tomara mayores dimensiones.
Más allá de las aclaraciones que no hacen más que oscurecer, Sarri sabía del potencial de Willy Caballero en las definiciones por penales. Tanto es así que en la final de la edición 2016 de la Copa de Liga tapó tres disparos y fue el artífice de la coronación de Manchester City. Sí, el entrerriano jugaba para el rival de ayer de Chelsea y conocía a la perfección a la mayoría de los pateadores.
Finalizado el encuentro, se viralizó un video de un fanático que esperó a los jugadores y los saludó a todos menos al arquero vasco, dejando en claro la desaprobación por su actitud en el partido.
A pesar del “malentendido”, Kepa ser perfila como titular para el derby londinense del miércoles ante el Tottenham de Pochettino.
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