José Mourinho, entrenador del Chelsea, volvió a vivir una jornada ácida con su equipo y fue eliminado de la Copa de la Liga de Inglaterra tras perder en los penaltis ante el Stoke City, protagonista de una de las dos sorpresas de unos octavos de final que sentenciaron al Arsenal tras sufrir una contundente derrota por 3-0 frente al Sheffield. El técnico portugués no consigue enderezar el rumbo de su equipo.
Si antes del choque ante el Stoke tenía un ultimátum para la próxima jornada de Liga, en la que se enfrentará al Liverpool, después parece claro que Mourinho jugará el fin de semana un partido decisivo para su futuro.
Su eliminación ante el Stoke City agudizó una crisis que parece no tener fin. El fin de semana pasado perdió 2-1 ante el West Ham para colocarse en la décimo quinta plaza a solo cinco puntos del descenso, una situación preocupante para el vigente campeón de la Premier League.
Mourinho no quiso arriesgar y jugó con muchos de sus mejores hombres. No faltaron John Terry, Diego Costa, Willian, Eden Hazard, Oscar, Ramires o Gary Cahill, aunque otros como Cesc Fabregas, Nemanja Matic o Asmir Begovic se quedaron fuera hasta de la lista de convocados.
Su eliminación fue una historia de suspense como la que está protagonizando esta temporada. El destino sonrío al portugués con un gol en el descuento del francés Loic Remy (sustituyó al lesionado Diego Costa), que empató el tanto del irlandés Jonathan Walters que dejaba fuera al Chelsea. Además, justo antes de la prórroga, el Stoke se quedó con diez por la expulsión de Phillip Bardsley.
Con un jugador más, el equipo de Mourinho asedió la portería de sus rivales, que se encomendaron a su portero, Jack Butland, para aguantar hasta los penaltis. El mismo Butland, en el último disparo de la serie, se encargó de eliminar al Chelsea con una parada a Hazard. Mourinho, sigue en el alambre y ahora más que nunca.
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