Hay muy pocos casos como el de Manuel Pellegrini. No porque se trate de un ingeniero que aplicó sus conocimientos al fútbol. No es la primera vez que la pasión por la táctica y la estrategia le gana a carreras más convencionales. El tema es que él supo recuperarse de un arranque demoledor. Porque el conductor de Manchester City es el entrenador chileno más reconocido a nivel mundial y en Argentina trascendió porque fue campeón con San Lorenzo y River.
Vuelve a surgir. En su primera experiencia como DT se fue al descenso con Universidad de Chile. Fue el 15 de enero de 1989. Sin embargo, no solo no finalizó con ese tropiezo, sino que encima terminó dirigiendo a Real Madrid. Francisco Sagredo Baeza, en su libro "El Método Pellegrini", lo describe como una persona distante, seria, pero siempre respondiendo de manera educada ante cada pregunta o inquietud periodística. "Muchos piensan que la ingeniería me sirvió por el tema de las estadísticas o los cálculos. Me gustan mucho las estadísticas y las uso, porque las creo útiles para tomar decisiones. Pero en lo que realmente me ha servido mi carrera de ingeniero es para enfrentar lo que me presenta el fútbol. La ingeniería es una forma de afrontar los problemas a través de un orden prioritario. Tiene que haber una secuencia para generar una solución exacta a las circunstancias que el fútbol nos enfrenta. Ese camino la ingeniería lo facilita, porque te ordena la mente; esa es su gracia", comenta Pellegrini. No debe ser fácil para nadie trabajar sabiendo que su ciclo tiene fecha de vencimiento, que los dirigentes ya tienen a su reemplazante y que este es nada menos que Josep Guardiola. Así transita sus últimos meses como técnico del City. Pero Pellegrini puede irse sumando más logros: podría clasificar a su equipo por primera vez en la historia a los cuartos de final de la Champions League.
De rostro serio, pocas cosas lo sacan del eje. Desde lo táctico, el ingeniero nunca fue complicado en el City. Se manejó por lo general con tres esquemas: 4-4-2, 4-2-3-1 y 4-1-4-1. "El cómo te paras se define mucho en función de los jugadores con los que cuentas. En la temporada 2014/2015, por ejemplo, hubo un momento en que no teníamos atacantes, debido a las lesiones de Agüero, Dzeko y Jovetic. Ahí hubo que armar un esquema echando mano a lo que había. Dejamos solo a Milner, que no es delantero, y armamos una especie de 4-1-4-1", explica Pellegrini.
Un exigente formador. En materia de liderazgo, supo tomar decisiones fuertes. Fue quien le puso punto final al ciclo de Raúl en Real Madrid. También tuvo que hacer respetar las reglas con una figura como Juan Román Riquelme en Villarreal. El chileno dice que cada uno sabe a qué se expone en función de las decisiones que toma. Como ejemplo, vale una anécdota con Sebastián Abreu, en San Lorenzo. El titular era Bernardo Romeo y en un momento del certamen de 2001, el uruguayo lo suplió, pero perdió el puesto por un viaje a Montevideo por el cumpleaños de su hija Valentina. ¿Qué sucedió? La neblina retrasó el vuelo de regreso y Abreu llegó tarde a la práctica siguiente en Buenos Aires. El técnico lo llamó aparte y le explicó que el titular volvía a ser Romeo, y que él solo era convocado porque no tenía otro futbolista. Cuando Abreu se enojó y trató de justificar su tardanza, Pellegrini le dijo: "Abreu, no se enoje conmigo. Yo no le quité la camiseta de titular, usted la perdió solo".Tiene cábalas, aunque no es un obsesivo: "No le dedico 24 horas del día al fútbol; además, creo que si lo hiciera sería un peor técnico. ¿Por qué? Un entrenador debe saber de otras cosas para poder manejar un grupo. Hay que leer de otros temas, estar preparado para relacionarse y empatizar con disímiles personalidades de jugadores, dirigentes y periodistas. Abrir la mente con otras técnicas de conocimiento. No creo que la fórmula correcta sea estar encerrado todo el día viendo videos, porque tengo muchos otros intereses que me apasionan en paralelo a mi profesión". Así es como fue a clases de canto para que le enseñen a impostar la voz y no quedar afónico luego de cada partido. Será por eso que si a Manuel Pellegrini le ofrecieran una segunda vida, dice que no le gustaría ser DT, que preferiría ser un artista: escritor, pintor o esculto
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