En la Premier League nada está decidido. Manchester United empató 0-0 con el Newcastle United y dejó para mejor ocasión la oportunidad de establecer una ventaja que lo pusiera muy cerca de la corona del futbol inglés. Las intenciones y las ganas de los visitantes simplemente no bastaron.
Son siete unidades las que separan a los “Red Devils” de los “Gunners”, aunque estos últimos aún tienen una cita pendiente que podrían aprovechar para acortar a cuatro puntos la ventaja.
Activa participación tuvo Javier Hernández. Desde los primeros instantes del partido las piernas del futbolista mexicano fueron requeridas por sus compañeros, principalmente para intentar terminar las jugadas que ya habían elaborado a lo largo del terreno de juego, sin embargo, poco a poco las circunstancias del trajín provocaron que Hernández se convirtiera en un obrero más para construir los ataques del cuadro dirigido por Sir Alex Ferguson.
Fue apenas en los primeros 120 segundos del silbatazo inicial que el “Chicharito” se encontró con la opción más importante para el Manchester United en los primeros 45 minutos. Wayne Rooney recibió un pase filtrado a un costado del área que sobre la marcha cedió a la desbocada llegada del número “14” que intentó rematar ante el brazo del Krul, arquero del Newcastle, que evitó la caída de su marco.
A partir de ese momento, Javier Hernández se convirtió en la mejor arma de los “Red Devils”, y aunque terminaba las jugadas con disparo a gol, la puntería que acostumbra el mexicano no apareció en la primera mitad.
El equipo de Alan Pardew adelantó líneas y empezó a poner presión en la zaga del Manchester United. Ameobi, Tiote y Gutiérrez comenzaron a generar el futbol ofensivo de los locales y por momentos pusieron en serios aprietos el arco de Edwin van der Sar, quien tapó un par de pelotas que parecían ser el primer gol del partido.
El liderazgo de Rooney tuvo un destelló de talento a los 18’ cuando el delantero inglés recibió una extraordinaria pared de “Chicharito” que lo dejó sólo frente al guardameta holandés que en un intento de sobrevivencia alcanzó a rasguñar el esférico para darle una dirección diferente a las redes de su portería. El Manchester United generaba las opciones de peligro pero la pelota tenía su dueño en el Newcastle.
El trabajo arbitral hasta ese momento había pasado desapercibido hasta que Nani fue obstaculizado dentro del área cuando se disponía a disparar en una jugada que despertó dudas y protestas entre los jugadores de los “Red Devils” que fueron simplemente ignoradas por el nazareno inglés. Así, la batalla encontró 15 minutos de receso para pulir estrategias y ajustar la puntería de las armas en el terreno de juego.
Para la segunda parte, la ofensiva de Ferguson salió con mucha más intención pero igual o menos inteligencia que al principio, ya que ante el cerrojo establecido por los locales, el juego aéreo se convirtió en la forma de ataque, algo que los defensores de las “Urracas” solventaban sin mayor problema. Un auténtico discurso sin mayor respuesta que la destrucción de jugadas fue lo que el Manchester United forjó.
Fue a los 68’ cuando Giggs tuvo la oportunidad de poner terreno de por medio con el Arsenal. El mediocampista galés recibió una diagonal retrasada de Nani que golpeó intentando tomar a contrapié al portero que con la mirada la alcanzó a desviar para evitar el gol en el partido y de paso provocar una nerviosa sonrisa de Ryan Giggs, quien miraba a sus compañeros como solicitando una explicación de la pifia que había cometido. Vinieron las sustituciones de ambas escuadras pero sólo sirvieron para la estadística y la ficha, pues nada cambió en el terreno de juego.
Nada más para contar en el partido. Quizás destacado el poco, muy poco grato recibimiento que tuvieron los aficionados al Newcastle sobre Michael Owen, incluso con billetes en mano, los seguidores de las “Urracas” mostraron el descontento ante la presencia del delantero inglés y el motivo que lo llevó a firmar con los “Red Devils”, que ahora enfrentarán al Everton.
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