El Arsenal dependía de sí mismo para clasificarse para la próxima edición de Liga de Campeones. No ganar le expondría a lo que hiciesen Tottenham y Newcastle en sus respectivos partidos.
Frente a un equipo que no se jugaba nada, los de Londres no se podían permitir un tropiezo. Se trataba de un encuentro peligroso porque una victoria del Chelsea frente al Bayern en la final de Liga de Campeones haría perder una plaza a un equipo Premier para esta competición la próxima temporada.
El partido se puso pronto de cara para los gunners, cuando en el minuto 3 el portero del West Brom, Márton Fulop, en una jugada sin aparente peligro, cometió un error de bulto y le regaló el balón a Benayoun para que el israelí anotase el 1-0 a placer.
Pero lo que parecía ser un partido sencillo para los de Wenger, se convirtió en todo lo contrario. Pese a que a que no se jugaba nada, la reacción del West Brom no se hizo esperar, y Long aprovechó que el trencilla no pitó un claro fuera de juego para hacer bueno un pase de Morrison y poner el empate en el marcador. Pero el equipo de Roy Hodgson no se detuvo ahí, y cuatro minutos después, un latigazo de Dorrans desde fuera del área hacía el 2-1 y ponía en serio al Arsenal.
A partir de ahí el Arsenal llevó el peso del encuentro. Aunque lento en la circulación del cuero, aprovechó una nueva pérdida en la salida de balón por parte de Mulumbu, y dio la posibilidad a André Santos para, de un zurdazo, poner las tablas en el marcador en el minuto 29. Entonces, el West Brom empezó a tomárselo con calma, más preocupado del balance defensivo que de tirar contras que le hiciese daño a los londinenses.
La segunda mitad cambió guión. Caminando bajo el fino alambre del 2-2, el Arsenal trató de buscó más la portería rival. Entró Walcott sustituyendo a Rosicky y el equipo gunner jugó más abierto. De esta manera los de Wenger trataron de penetrar en una defensa Albion que estaba muy atrás.
Otra desastrosa actuación de Fülöp a la salida de un córner puso en bandeja el gol a Koscielny para poner el 2-3 en el minuto 55. Tras el gol, el partido se convirtió en un correcalles que hizo sufrir otra vez el arsenal. Pese al gol, el Arsenal no era capaz de cerrar el partido, y sufría con las acometidas del West Brom, que aunque esporádicas, hacían daño a los Gunners. Los de Wenger no eran capaces de presionar, y recuperaban el balón demasiado atrás, a expensas de un West Brom que jugaba con intensidad pero con poca velocidad.
Con la entrada de Gibbs por Gervinho y de Ramsey por André Santos, el Arsenal se tomó la recta final de partido con más calma, e intentó tener más el balón y recuperar un equilibrio que no logró durante todo el encuentro en The Hawthorns.
Los dos equipos demostraron su fragilidad en la línea defensiva, aunque los errores individuales de los de Roy Hodgson fueron aprovechados por un Arsenal que hizo un partido gris, con un Van Persie desaparecido y apático. Con todo, el Arsenal logra una victoria muy sufrida y con ella, garantiza la clasificación para Liga de Campeones para un equipo que deberá afrontar una remodelación en su plantilla.
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