La selección de Inglaterra goleó el viernes por 5-0 a una San Marino plagada de futbolistas no profesionales que no llegó a chutar a puerta en un estadio de Wembley con casi 90.000 espectadores en sus gradas.
Sendos dobletes de Wayne Rooney -que esta vez lucía el brazalete de capitán- y Danny Welbeck, y un tanto de Alex Oxlade-Chamberlain, completaron un marcador que permite a los ingleses sumar siete puntos en el Grupo H de la clasificación para el Mundial de Brasil 2014.
El seleccionador del combinado visitante, Giampoaolo Mazza, profesor de educación física en una escuela de San Marino, plantó a su equipo en el campo con un 5-4-1 tan defensivo, con las dos últimas líneas tan juntas, que en ocasiones se asemejaba a un 9-1-0.
Aislado en el centro del campo, el diez de San Marino, el atacante de origen argentino Danilo Rinaldi, esperaba sin fortuna a que le llegara algún balón para poder ensayar un contraataque en solitario.
Esa oportunidad, sin embargo, no llegaba, y el partido se desarrollaba el los primeros treinta metros del campo visitante, donde los ingleses invariablemente se estrellaban contra el muro que el conjunto de San Marino había levantado al borde de su área.
Rooney pudo abrir el marcador poco después de la media hora de juego, pero su cabezazo en plancha salió desviado por la izquierda de la meta del guardameta Aldo Simoncini.
Welbeck estrelló poco después un balón al palo, pero se resarció de ese lance acto seguido, cuando el árbitro señaló penalti al caer el delantero inglés derribado en el área por Simoncini.
Desde los once metros, Rooney abrió el marcador con un tiro al costado, un primer tanto que desarmó la organización defensiva que hasta entonces había mantenido San Marino.
Apenas un minuto después, el mismo Welbeck conectó en el área pequeña un centro raso de Lennon desde la banda derecha que encendió por fin los ánimos de los aficionados ingleses, que habían acudido a Wembley para ver una goleada de su equipo.
El encuentro, sin embargo, volvió a enfriarse al comienzo de la segunda parte, cuando un San Marino desentendido el ataque volvía a negar el paso a su área a los de Roy Hodgson.
En el minuto 65, Rinaldi encontró por fin ese balón que andaba buscando y corrió hacia la meta de Joe Hart, en solitario, si bien vio frustrado su intento cuando el último defensa inglés le alcanzó para impedir su disparo ya en el borde el área.
Mientras San Marino continuaba sin haber tirado entre los tres palos, Inglaterra subía una marcha: en el 70, Rooney aprovechó una pérdida de balón de Buscarini al borde del área para colocar el balón al fondo de la red de Simoncini.
Welbeck tampoco quería quedarse atrás y, dos minutos después, volvió a recibir un centro en el área pequeña, que había trazado Cleverly, y anotó el segundo de su cuenta personal, el cuarto de la noche.
Con el quinto gol de los ingleses, obra Alex Oxlade-Chamberlain quedó redondeado un marcador que cumplía con las expectativas de las gradas de Wembley.
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