Suárez, quien ya había estado en boca de todos por unos supuestos insultos racistas al defensa francés del Manchester United Patrice Evra, descargó toda la frustración de la derrota de su equipo sobre los aficionados locales cuando abandonaba el terreno de juego camino de vestuarios. Unos hinchas, que habían estado llamándole mentiroso y fullero tras haber intentado, según ellos, engañar al árbitro cuando se dejó caer dentro del área en un lance con el defensa del Fulham Brede Hangeland durante la segunda mitad.
Esas recriminaciones de tramposo fueron las que desencadenaron los feos gestos de un jugador que tendrá todavía que lidiar con las acusaciones de racista que pesan sobre él por la Asociación de Fútbol Inglés y gran parte de la opinión pública de aquel país, muy concienciada con estos temas.
Las últimas actuaciones extra deportivas del futbolista charrúa no han pasado desapercibidas en el seno del club y su técnico Kenny Dalglishreconoció al finalizar el partido que tal vez se tendría que ver obligado a hablar con él. Cuando hizo acto de presencia en la rueda de prensa, la polémica fotografía acaparó todo el protagonismo de la comparecencia. "No he visto la foto de la que me habla", le dijo a un periodista, "por ello no voy a tomar sus palabras en consideración. Si usted me muestra la imagen, le podré creer y por tanto tomar una decisión al respecto. Pero hasta entonces, no haré comentarios".
Sin embargo, el entrenador escocés también salió en defensa de su jugador. Dalglish criticó duramente la actitud de los hinchas del Fulham por llamar tramposo a su jugador. "Fue un escándalo. Me gustaría que usted también lo reflejase", dijo. "Sin embargo, creo que estaría en problemas si lo hiciese. Escribe lo que quiera. Nosotros cuidaremos de Luis lo mejor que podamos y creo ya va siendo hora de que llegue algo de protección por parte de algunas personas", dijo un enojado Dalglish.
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