La única vez que se ha visto en Inglaterra al verdadero Balotelli fue en una cándida entrevista con Noel Gallagher, miembro de Oasis. "Necesito madurar. Tengo 21 años". De ese modo pedía clemencia al juicio diario al que le somete la Prensa británica, convencida de que el verdadero Balotelli es el que lleva dos accidentes de coche en un año, al que detienen con 5.000 libras en la mano y cuando le preguntan para qué son, contesta con un arrogante "las llevo porque soy rico", el que conduce a una prisión de mujeres o tira dardos a un juvenil del City. En realidad, el italiano, confundido por la fama y sin figura paterna que le guíe, ha hecho todo lo posible para que sea esta última versión la que triunfe, incluso la que pueda acabar con él y quizá poco a poco con su carrera.
Dr. Mario y Mr. Balotelli. Parece haber varios Balotellis: existe otro que necesita compensar su necesidad de ser siempre protagonista, dentro o fuera del campo. Ese Balotelli descubrió un día que el hijo de un amigo no iba a clase porque, al ser aficionado del City, sus compañeros se metían con él. El delantero se lo llevó al colegio y acabó peleándose con uno de los acosadores. A un sintecho le dio 1.000 libras, donó otras 200 a una iglesia local y pagó una ronda de 1.000 libras en un pub cercano a su casa. El mismo que es incapaz de ponerse un peto (memorable calentamiento ante el Dinamo de Kiev) , el que utiliza su iPad en el banquillo durante el Italia-Islas Feroe, ese mismo jugador que deslumbra a veces con golpes de genio en el césped como ante el United que descubrió al marcar. "¿Por qué siempre yo?", se leía en ella. Tal Vez esa pregunta se la tenga que hacer a sí mismo para madurar.
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