El Newcastle superó al Stoke City en su sexta victoria consecutiva, que le mantiene en la pelea por la Champions League, con la inercia de los equipos lanzados. Esos que noquean antes de avisar. Lo hizo porque no se gira para mirar atrás, y porque cuenta con jugadores de una calidad notable, sobre todo el francés Hatem Ben Arfa. El mediapunta, resuelto a prolongar su idilio, exhibe un atrevimiento que sólo acompaña a los plenos de confianza. Tras superar una lesión devastadora, cortesía del ‘ínclito’ Nigel de Jong, Ben Arfa pone el espíritu y el talento del equipo revelación de la temporada.
Es el Stoke City un conjunto de obreros, y así se presentó al partido. Tony Pulis abigarró el centro del campo, formando dos líneas que convertían la zona ancha en un embudo. Sin ejercer presión alta, el Stoke sí mordió a Tiote y Cabaye, los mediocentros del Newcastle, que apenas conseguían filtrarse en el entramado visitante. Fueron minutos tácticos, con un Stoke cómodo, que hasta se descolgó en zonas de peligro. Whelan disparó alto desde la frontal del área, y Walters tampoco pudo aprovechar un servicio de Crouch desde el punto de penalti. Catorce minutos al compás del Stoke.
Hasta que Ben Arfa alumbro al Newcastle. Escorado en la banda izquierda, el francés se inventó una jugada de la nada. Con una dulzura al alcance de pocos, dejó atrás a dos contrarios para enviar un centro soberbio al segundo palo directo a la cabeza de Papiss Cissé. El remate del senegalés se estrelló en el larguero, pero el rechace fue aprovechado por Yohan Cabaye, superlativo en todas las acciones, para abrir el marcador.
Sin apenas tiempo para encajar el golpe, el Stoke se topó con el segundo mazazo. Cabaye, insuflado de la confianza del gol, y contagiado por el desparpajo que acompaña a unos jugadores que se creen capaces de todo, se vistió de Michael Laudrup. El volante francés, mirando al tendido, filtró un pase a la espalda de la defensa, que no había advertido la letal diagonal de Cisse. El delantero cruzó el balón a la salida de Begovic, que nada pudo hacer.
Estos dos directos al mentón desacreditaron la propuesta del Stoke, que se encontró en la lona cuando apenas había hecho unos guantes. Misión cumplida. Cómodo, comenzó a disfrutar el Newcastle, en ocasiones con un exceso de arabescos. Todo giraba en torno a Ben Arfa, absoluto, omnipresente. Ni el descanso apagó la mecha del francés, que ya en la primera jugada regaló otro centro de gol a Cissé, que se atoró ante el portero. El Stoke City, apenas reaccionó en toda la tarde. Fue como si no le diera ni siquiera para intentar superar la pared que se elevaba ante ellos.
Al partido le quedaba la rúbrica, y la puso Cabaye en la frontera de la hora de juego. Un balón sin dueño gestó un disparo de una factura exquisita. Una comba perfecta desde el vértice derecho del área que se alojó, con suavidad, en el palo largo. No hubo más, salvo dos disparos de Tiote, en los que se lució Begovic. El partido, en casi todas sus acciones, demostró la intrepidez de los jugadores que forman este plantel. El atrevimiento es el resorte de los valientes. Lo que empuja al Newcastle a seguir indagando, contra todo pronóstico, sus posibilidades de jugar la Champions League la próxima temporada. Eso, y Ben Arfa, una delicia.
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