Una velada sombra cubre Anfield cada fin de semana y bloquea a su equipo en un insuperable abismo de errores. Ayer, la redención estaba cerca. Las dos victorias en 20 partidos que el Villa ha conseguido como visitante en la casa de Mersey, lo convertían en la victima perfecta; pero a veces el cazador se convierte en la presa.
El encuentro comenzó como siempre, arropado por miles de ilusionantes gargantas que honraron los añorados triunfos. El Liverpool, afectado por una incurable enfermedad derrotista, aceptó los galones de su estadio y dominó sin esfuerzos un balón ofrecido por el Villa. Steven Gerrard, capitán ascendido a general, fue el encargado de comandar a las tropas “reds” al ataque.
Con el paso de los minutos, el aire escaseó para el Aston Villa. Los de Alex Mcleish se vieron atrapados por una sucesión de pases rápidos y ritmo hipnotizante que el Liverpool logró a través de la electricidad de Suárez y el apoyo de Kuyt y Downing.
Fueron precisamente las incansables bandas de Anfield quienes protagonizaron el primer golpe. En el minuto 6, una cabalgada del inglés dejó atrás a Baker, incapaz de seguir su estela, y propició un centro perfecto que fue directo al corazón del área. El balón atravesó los dominios de Given y llegó hasta Kuyt que fusiló sin piedad contra el meta. Pero los reflejos del irlandés evitaron la tragedia.
Tras la ocasión, los locales perdieron su fuerza. Zarandeados por el ímpetu “red”, el Villa despertó de su letargo y envió a sus fieras para atemorizar a la defensa. Heskey y Agbonlahor mostraron sus dientes y fueron un peligro constante en los dominios de Doni, debutante por la expulsión de Reina.
De hecho, la inexperiencia del brasileño concedió la ventaja a los aguerridos villanos. La salida del portero tras un centro sencillo fue desastrosa y el balón llegó hasta Bannan. El escocés no tiró, pero atisbó con buen acierto la llegada de Herd al borde del área. El centrocampista le pegó al balón con toda su alma. Un misil que destrozó no solo la algarabía del público local sino que hizo añicos la red de Doni. Una endiablada parábola que condenó al Liverpool.
Contentos tras la ventaja conseguida, el trabajo terminó para los chicos del Villa. Los de Maclesih concedieron el balón al Liverpool y se resguardaron tras su muralla para alejar a los “reds” de su deseada victoria.
Y aunque la acción no se cansó de animar a Suarez y a Gerrard cada vez que estos tocaban la pelota, dos hombre fueron insuficientes para batir a la confiada zaga. Ante el repliege, el Liverpool recurrió a su conocido “passing game” para encontrar la grieta; y el esfuerzo local casi alcanza su meta.
En el 38, un posible penalti sobre Suárez devolvió la vida a los “reds” y les enseñó el camino correcto hacia la igualada. La chispa de Downing, el trabajo de Kuyt y como siempre la infatigable entrega de Gerrard acompañaron la magia uruguaya y trajeron de nuevo el miedo a las mentes del Villa.
Skrtel y Kuyt también probaron los reflejos de Given. El remate del eslovaco, apenas unos minutos antes del posible penalti, y una ocasión fallada en boca de gol por el holandés (min. 44) devolvieron la esperanza a un equipo que luchaba contra su propios miedos.
Nada cambio tras el descanso, el Liverpool siguió dominando y el Aston Villa apuntaló su retaguardia para evitar cualquier fallo. Sin embargo, el peligro para los lugartenientes de Given no se perdió en el desespero, sino que los locales aumentaron el ritmo.
En el 53, un impresionante cabezazo de Suárez, tras un lejano centro, fue detenido por el irlandés en un alarde de reflejos. Un prodigio de parada. Y tres minutos más tarde, Kuyt, muy activo en la parcela ofensiva, recortó a dos defensas y envió a las profundidades de la grada un balón que rozó la codiciada escuadra.
Los visitantes intentaron tomar aliento a través del toque de Ireland y Bannan, pero ninguno fue capaz de superar a un Liverpool demasiado seguro en todo el campo. El Villa se hundía atrapado en sus tierras mientras que la inercia local anunciaba la posible remontada.
Para los visitantes, la única esperanza estaba en la hora. Pero ni aun así se salvaron. Los “reds” hicieron suyos unos minutos finales que se convirtieron en un infierno demasiado asfixiante para el Aston Villa. Al final, enjaulados hasta su línea de gol, llegó la igualada.
En el min 81, un saque de esquina recogido por Gerrard, fue de nuevo colgado hacia el corazón del área. Su medido centro encontró las agallas de Skrtel, y aunque su remate besó el larguero, el rechace lo atrapó Suárez. El urugauyo reavivó la esperanza y los canticos regresaron a Anfeld cuando el tiro del charrúa acabó al fin con la resistencia de Given. El estadio respiró de alivio.
Aun así, el final del túnel está lejos para el Liverpool. Cada partido que pasa, cada ocasión fallada, se convierte para los “reds” en una condena insoportable. Alejados ya del sueño de la Champions tan solo le queda a los de Mersey luchar por su orgullo, tarea nada fácil para un equipo que ha perdido su motivación en liga. El negro del fracaso sigue demasiado presente tras los decepcionados muros de Anfield.
Ficha técnica:
Liverpool: Doni, Jose Enrique (Agger - 76' ), Carragher, Skrtel, Flanagan, Gerrard, Henderson, Downing (Carroll - 65' ), Shelvey (Bellamy - 65' ), Suarez, Kuyt
Aston Villa: Given, Hutton, Warnock, Collins, Baker, Ireland, Bannan (Carruthers - 86'), Lichaj, Herd (Weimann - 73' ), Agbonlahor, Heskey (Gardner - 58' )
GOLES: 0-1, min. 10 Herd / 1-1, min. 87, Suárez
ÁRBITRO: Árbitro: Michael Olivier. Amonestados: Suárez (Liv), Bannan (Villa)
INCIDENCIAS: Anfield, 44.321 espectadores. Partido correspondiente a la jornada 32 de la Premier League.
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