El capitán del Chelsea y de la selección Inglesa, John Terry, negó ayer ante un tribunal británico, por medio de su abogado, los cargos de racismo que pesan sobre él por insultar al jugador del QPR Anton Ferdinand, durante un partido de la Premier League.
La defensa del futbolista presentó en la corte londinense de Westminster una declaración de inocencia en un proceso que le puede acarrear a Terry una multa de 3.000 euros.
La Fiscalía británica presentó cargos en diciembre contra el inglés, de 31 años, por un “delito de alteración del orden público con agravante racial” que habría cometido al proferir supuestamente un insulto racista contra Ferdinand.
La imputación se basa en un video en el que se ve a Terry dirigiéndose a su compatriota con términos supuestamente racistas.
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